Estudio de caso: Implementación de la enseñanza musical en el Centro de Integración Social 8 de San Bartolomé Zoogocho, Oaxaca; México.

Resumen (Español)

El Centro de Integración Social No. 8 “Lázaro Cárdenas del Río” de San Bartolomé Zoogocho es un internado intercultural bilingüe ubicado en la región de Villa Alta, en la Sierra Norte de Oaxaca. Impulsado por el general Lázaro Cárdenas del Río, su objetivo ha sido brindar educación básica y formación en oficios a infancias zapotecas de escasos recursos. Su origen se remonta a las Escuelas para Estudiantes Indígenas y Misiones Culturales promovidas por José Vasconcelos.

En México, durante el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928), se creó la Casa del Estudiante Indígena (CEI), un Internado Nacional para jóvenes indígenas de la república, siendo el primer “experimento social” que el gobierno federal financió a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) con el propósito de encontrar métodos eficientes para lograr “asimilar” a la cultura nacional a la población indígena (Calderón Molgora, 2022).

Desde sus inicios, el CIS ha ofrecido talleres de talabartería, herrería, huarachería, panadería, corte y confección, y música, siendo esta última la de mayor reconocimiento externo. A pesar de su relevancia histórica y cultural, el apoyo gubernamental es muy limitado. Las becas resultan insuficientes y muchas actividades se sostienen gracias a programas autogestivos, redes comunitarias y migrantes.

En Zoogocho, la comunidad ha resignificado el proyecto. A través de la música, el CIS promueve una transmisión cultural vinculada con prácticas sociales, valores y cosmovisiones locales. Esta agencia se relaciona con los cuatro pilares de la comunalidad: el territorio, el trabajo colectivo, la asamblea y la fiesta (Pérez Ruiz, 2010). Junto con el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe de Santa María Tlahuitoltepec (CECAMBA), el CIS es un referente en la enseñanza musical comunitaria.

En 1984, el maestro Ismael Méndez Director del Taller de música, fundó el programa “Banda, Música y Comunidad”, del cual emergen: la Banda Infantil, la banda profesional Sones Viajeros (que colabora con migrantes a través de la organización Senderos) y el Programa de Instructores Regionales. Estas iniciativas permiten han permitido reconfigurar las políticas culturales que el Estado no garantiza por medio de la música, en manera de intercambios regionales, nacionales e internacionales, honorarios por servicios musicales y proyectos autogestivos que permiten la subsistencia del internado CIS.

Esta experiencia muestra cómo el diálogo entre pueblo y Estado es una negociación constante en la que las comunidades resignifican lo institucional y hacen de la música y la educación una forma de resistencia activa.