La lectura y escritura como prácticas de empoderamiento y transformación social en jóvenes rurales

Resumen (Español)

¿Cómo pueden las prácticas de lectura y escritura convertirse en instrumentos de resistencia y empoderamiento social para los jóvenes rurales?
Esta ponencia busca abrir un diálogo sobre los desafíos que enfrentan con frecuencia las juventudes rurales al hacer escuchar sus voces, así como analizar el potencial transformador de la lectura y la escritura como herramientas para la justicia social.

En muchos contextos rurales, las desigualdades estructurales no solo reproducen y enfatizan ciertas inequidades, sino que también refuerzan discursos ideológicos profundamente arraigados. Estos influyen en los habitantes delimitando roles y divisiones marcadas por género, edad y religión, que marginan a quienes no se ajustan a estas configuraciones. Esta realidad genera una exclusión sistemática donde los jóvenes se sienten apartados, las mujeres son excluidas de los procesos de toma de decisiones y se legitiman prácticas conservadoras y homogéneas.

Estas prácticas adquiridas son moldeadas por instituciones sociales y relaciones de poder, también desde las prácticas de lectura y escritura donde algunas son más dominantes e influyentes que otras (Barton & Hamilton, 1998). Sin embargo, leer y escribir es mucho más que una habilidad técnica; es una práctica social que permite analizar ideologías, cuestionar estructuras y tomar decisiones informadas para transformar la realidad (Tosar, 2018; Castellví et al., 2018). La ideología construye ilusión sustentando formas de dominio (Zavala, 2019). Por ello la importancia de detectar esas prácticas para el ejercicio de la ciudadanía en el margen de igualdad y la no exclusión.

A partir de este análisis teórico, se propone la creación de un curso-taller cuyo primer objetivo sea visibilizar las prácticas letradas de la comunidad, entendidas como áreas de oportunidad en la intervención. Posteriormente, se buscará fomentar dichas prácticas como herramientas de empoderamiento, que motiven a los jóvenes a participar activamente en sus contextos.

Leer permite aprender, reflexionar y transformar su criticidad, para una expresión más libre; escribir ayuda a estructurar el pensamiento y a expresar lo que muchas veces no se atreven a decir. El silencio, puede decir mucho, sin embargo, en contextos como estos, se vuelve imperativo alzar la voz; resistir y persistir para sentir que se forma parte de la comunidad y construir un fuerte sentido de pertenencia. En conclusión, leer y escribir son actos políticos y emancipadores (Freire, 1983).